BARCELONA — El Villarreal necesitaba la Champions y el Barça despedirse con alegría de Montjuïc. Cumplió el Submarino Amarillo… Y cumplió con la tradición el equipo azulgrana, que este siglo solo ha ganado un partido de nueve cuando celebraba el título de Liga antes de tiempo. 2-3 le derrotó el equipo de Marcelino, provocando su octava derrota en el estadio Olímpico en su partido del adiós, el 52.

De ocho partidos jugados como local antes de acabar el campeonato liguero y siendo campeón, el Barça solo ganó uno, en 2006 contra el Espanyol. Del resto igualó cuatro y perdió tres, este último y convirtiendo al Villarreal en el único equipo que le ha ganado los dos partidos de Liga en Montjuïc.

Falto de tensión, el campeón pudo pagar tanto los excesos de los últimos días como el cansancio. Y encontrarse, también, con un rival que sin necesidad imperiosa de ganar acudía al envite precisando al menos un empate con el que confirmar su clasificación matemática para la Champions.

Ello provocó un juego destensado del Barça, por más que Flick honrase a la competición y se dejase de inventos o guiños a nadie, presentando una alineación de primer nivel, concediendo apenas la titularidad a Ter Stegen en la portería y reservando a De Jong o Balde para el segundo tiempo.

Fermín López festeja su gol acompañado por Lamine Yamal. Getty Images

Y por más que Lamine Yamal y sus amigos no entiendan de amistosos o juegos sin trascendencia, se comprendió que el Villarreal estuviera más metido en el partido. Así, de improviso y en su primera llegada por la banda, rompiendo el fuera de juego Pepe, Ayoze Pérez anotó el 0-1 con un remate cruzado al centro de su compañero sin que Ter Stegen, lento en la respuesta, acertase a evitar el gol.

Más ocupada la hinchada en celebraciones, en acordarse del Real Madrid, celebrar el título y atender a otros resultados que del partido en si mismo, al Barça le costó horrores entrar en órbita. Y al hacerlo se encontró con un Luiz Junior magnífico… Hasta que Lamine dijo ‘basta’.

Hasta que tomó un balón en la banda, se perfió hacia el área por la corona y sabiéndose qué haría y cómo… No pudo el meta del Submarino Amarillo alcanzar su obús, repetición del que le metió al Espanyol, para igualar. La explosión de júbilo catapultó a los de Flick y así, tras otra genialidad de Lamine Yamal que salvaron entre Luiz Junior y la escuadra, Fermín controló un balón en el borde del área… Y lo metió en la red con un remate ajustado y perfecto.

Y se fue al descanso con ventaja el Barça antes de una segunda mitad en la que el Villarreal quiso, y pudo, trasladar al marcador su buen hacer en el campo. El equipo de Flick no dio sensación de estar dispuesto a ganar a cualquier precio, a mantener su renta, y Santi Comesaña, asistido por Yeremi Pino igualó 2-2 en la primera llegada del segundo tiempo.

Y jugando todos más de cara a la galería, con la ola del público, la fiesta y la casi nula intensidad en todo el campo, apareció Buchanan para anotar el 2-3 que congeló a un Barça demasiado cansado para conseguir darle otro mordisco al partido.

Se cumplió la tradición. El Barça campeón no sabe celebrar sus títulos con victoria. No será trascendente ni para lamentar… Pero sí fue un mal colofón a dos años en Montjuïc y a una temporada inolvidable.

La fiesta no se apagó… Y la celebró a lo grande el público. Y el Villarreal.