El Atleti no afloja, el Pucela cumple

El partido en realidad estuvo muy lejos de la goleada final que la que se terminó. Porque el Valladolid llegaba colista pero llevó al Metropolitano, y al Cholo, a echar mano un par de veces del desfibrilador. Pero, si Giuliano le cambiaba primero la suerte, después lo haría su propia situación de equipo casi descendido. El Atleti sigue prendido a la Liga y esa fue la mejor noticia para los más de 55.000 que acudieron al campo a ver jugar a los rojiblancos como si procesionaran. Al tran-trán, como si les costara. El día, la hora, la lluvia y la semana no estimulaban. Tampoco que el rival fuera el colista.

Había comparecido el Atleti con tres cambios con respecto al domingo, entre ellos el de Koke, titular dos meses después con el resurrección en el apellido. El Valladolid lo hacía dejándose a Latasa y Luis Pérez en casa, aún castigados, y ocho modificaciones. Repetían solo Ferreira, Candela y Sylla en un equipo que brotó del túnel tratando de salir jugando desde su campo para escapar de su propio reflejo en el espejo, el de un sentenciado a muerte solo esperando la hora de la ejecución. A un Valladolid al que nada le sale y esta noche de lunes santo no cambiaría su suerte. Y eso que durante un rato lo acarició al menos.

Y eso que Ferreira estrenaba pronto los guantes ante un Barrios que, al inicio, casi marca sin querer. El Atleti afilaba cuchillos en su área mientras el Valladolid seguía en sus trece: salir jugando hasta Oblak. El Atleti se veía tan superior que se acercaba a molestar en la salida como en un trampantojo, sin agobiar demasiado. El Valladolid se fue creyendo que podía escapar del espejo mientras al Atleti se le torcía el gesto. Todo sucedió tras el lanzamiento de un córner.

Lenglet trataba de despejar como si fuese portero, con una zamorana y, claro, aunque la jugada siguió, el árbitro enseguida recibía una llamada de VAR. Tras la pantalla, señaló el punto. Sylla lo lanzó engañando a Oblak. Fue en ese momento cuando Giuliano comenzó a correr para demostrar que hace ya muchos partidos que se ha arrancado el apelativo de ‘hijo de’. Aunque como un Simeone es inevitable que corra: todo pundonor, raza y garra. El nunca dejes de creer va cosido en sus pies desde la misma cuna. Dos minutos después seguía lloviendo del cielo pero ya no en la hierba. Ni desde el marcador.

Primero fue una carrera para que el Metropolitano viviera lo inmediato anterior pero a su favor: Javi Sánchez solo pudo pararle con un pisotón en el área. El oído del árbitro volvía a sonar. Ring, ring. Tras la pantalla, el revival: el árbitro señalando el punto y Julián exorcizando sin dudar un ápice al enviarlo a la red por el centro. 1-1. Dos minutos después volvía a correr Giuliano, con esa velocidad endiablada para dejar atrás a Henrique, recortarle y disparar ante Javi Sánchez. Al Valladolid que cuatro minutos antes celebraba el primer gol de su historia en el Metropolitano ya se le había olvidado. La realidad había caído sobre sus hombros. Como los años en Griezmann.

Porque ante el Valladolid tampoco. Por mucho que Koke mejore su juego o bajara a menudo a recibir para ejercer de 10 e iniciar jugadas, no puede, no le llega. Le falta chispa, resuello y tino. Es una vela que se está apagando y cada vez luce más tenue. El Atleti tenía problemas para generar juego en la izquierda o generar juego a secas. Incapaz de dar tres pases seguidos, solo era mejor que el colista en el marcador.

Pronto hizo Simeone un triple cambio. A la hora. Después de que Lenglet cometiera una falta estúpida en la frontal para ver amarilla y devolverle el pulso al Valladolid. Javi Sánchez lo lanzó y la pelota se fue a portería tras tocar en Gallagher. De pronto, la lluvia caía muy fría en Madrid. De pronto, el Metropolitano se frotaba los ojos: su equipo incapaz de competir ante el colista. De pronto a Simeone le entró la prisa en los cambios. Hizo esos tres de golpe. Luego, Nahuel. Pero no volvería a ponerse su equipo por delante por fútbol sino por otro error de un Valladolid que cumplió pero que está donde está por errores como ese: otro penalti ridículo de Henrique al pisar a Llorente en el área. Otra Julián lo marcó y lo metió. El Valladolid lo intentó y Lemar en sus minutos fue más vertical y creó más peligro que Griezmann en todos los de los últimos meses. Ferreira evitó su gol. Pero el siguiente ya no: a su equipo se le vieron todas las costuras. La jugada fue de un Riquelme, en unos minutos llenos de descaro e intención, centró para el chut de Julián. Ferreira paró esa primera, la de después de Sorloth ya no. La realidad de la clasificación volvía a imponerse. Aunque el Atleti ganase al trantrán. Pero ahí sigue. De pie en su persecución.

¡Tus opiniones importan! Comenta en los artículos y suscríbete gratis a nuestra newsletter y a las alertas informativas en la App o el canal de WhatsApp. ¿Buscas licenciar contenido? Haz clic aquí

Clasificación Clasificación PT PJ PG PE PP 1 BCN

70 31 22 4 5 2 RMA

66 31 20 6 5 3 ATM

63 31 18 9 4 4 ATH

57 31 15 12 4 5 VLL

51 30 14 9 7

Clasificación PT PJ PG PE PP 16 GIR

34 31 9 7 15 17 ALA

30 31 7 9 15 18 LP

29 31 7 8 16 19 LEG

28 31 6 10 15 20 VAD

16 31 4 4 23

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *