El Atlético vuelve… a las andadas

“Estamos de vuelta”. Interesante expresión la que utilizó Simeone en la previa. Porque se supone que él se refería al regreso competitivo después de dos semanas y teniendo en cuenta los sucesos anteriores, pero la ínclita Academia advierte que otra acepción posible es la de estar desengañado de algo o no tener particular confianza tras una larga experiencia. Y, efectivamente, como dando la razón a nuestros sabios, el Atlético estuvo de vuelta en Cornellà como lo había estado en la última salida liguera a Getafe, partido con el que guarda también la similitud de aparecer en el calendario justo antes de una cita grande correspondiente a otra competición. Parece mentira que haya que insistir en ello a estas alturas, pero el equipo de Simeone no gana a nadie sin aplicarse. Así que no ganó. Empató, que, como dijo aquél, viene a ser otra forma de perder. De vuelta…

Ni siquiera el Espanyol tuvo que insistir demasiado, fue cosa de un empellón superada la hora de juego y de aprovechar el correspondiente tiro en el pie, esta vez a mayor gloria de Lenglet, que tuvo a bien agarrar de forma evidente a Cabrera dentro del área con Alberola atento a los acontecimientos. El penalti lo puso en la escuadra un Puado que tampoco había tenido su mejor tarde, las cosas como son, pero que acertó con la que tuvo que acertar, para que el resto del partido fuera un dominio visitante por el qué dirán. Sin ocasiones, además, apenas un disparo de Julián en posición forzada. Para cuando Joan García blocó la última pelota, la que puso punto y final, aquello podía considerarse como otra de las oportunidades de un Atlético al que el torneo de la regularidad se le marcha definitivamente por el sumidero. Poco antes Giménez se había ganado la tarjeta con la que se borra del Pizjuán, por si la cuestión no hubiera quedado suficientemente clara.

Había dominado la escuadra del Cholo los primeros 20 minutos de la tarde, hasta que una serie de catastróficas desdichas dejó el partido en pausa. Primero fue Kumbulla quien se llevó la pelota y el tobillo de Lino por el mismo precio, después fueron las cabezas de Roberto y Le Normand las que toparon tras remate del primero con el hombro. Activado el protocolo para tales casos, enseguida quedó claro que, teniendo en cuenta el antecedente de este mismo curso, aquel hematoma subdural que lo tuvo tanto tiempo alejado de los terrenos de juego, el central rojiblanco no podía pero sobre todo no debía continuar. Ambos lances detuvieron el juego más tiempo del que luego tuvo a bien prolongar Alberola, de modo que aquello tuvo un segundo inicio después de aquél anterior en el que Llorente marcó aunque en fuera de juego y en el que el Espanyol se pertrechó dispuesto a esperar acontecimientos.

Con Giménez ya sobre el césped, poco después de lo que podríamos entender como reanudación, Azpilicueta hizo a los 35 años el que probablemente sea gol de su vida en la Liga. Por la estética, impresionante volea desde lejos, inalcanzable incluso para Joan, pero también por el incontrovertible dato de que es el primero que marca. El asunto era que Sorloth se había llevado por delante a Kumbulla justo después de que el defensa local despejara de cabeza la pelota que llegó a los dominios del bueno de César, así que Cornellà reclamó una falta a la que no atendió el del silbato. Total, que aquello subió al marcador. Total, que perplejo el Espanyol aún tuvo otra Gallagher para el segundo antes del descanso oficial, nada que ver con el improvisado poco antes por los accidentes. Jofre, a todo esto, hurgaba por el carril del propio Azpi y de un errático Lino sin que eso diera para que sus compañeros inquietaran a Oblak.

Ambos técnicos aprovecharon para cambiar pieza. Manolo González introdujo a Veliz para formar doble punta retrasando de paso a Kral. Simeone, por su parte, incluyó a De Paul en el eje, desplazando a Gallagher hacia la izquierda. Durante cuarto de hora poco pasó, que el Atlético se protegió con la pelota sin que el Espanyol entendiera aún necesario tirarse a degüello. Así que el míster local insistió, con Roca y Edu Expósito, movimiento al que su homólogo respondió con Molina y Julián. Como al fútbol no hay quien lo entienda, la presencia de los que se habían llevado por delante a Brasil pocos días antes redundó en perjuicio de su equipo. Por fin agarró una pelota Veliz dentro del área, aprovechando una ‘nahuelada’, aunque Llorente se anticipó cuando el blanquiazul se disponía a pegarla.

Fue el toque a rebato definitivo… que en todo caso duró un suspiro. Lo que tardó Lenglet en equivocarse para que Puado embocara y para que su tropa diera por bueno el punto en el empeño por mantenerse a flote. Ya podía Simeone hacer los seis cambios que hizo habilitado por la causa del primero, o hacer otros seiscientos, que lo mismo iba a dar. Porque los muchachos andaban con la cabeza en otro sitio, en lo que pudo haber sido o en lo que será el próximo miércoles, en el pasado o en el futuro, en todo caso lejos de un recinto, el del presente, en el que volvían a dejarse puntos. Manolo también completó carrusel, en su caso para perder el tiempo necesario en lo que se decretaba la conclusión. Así que sí: el Atlético está de vuelta. El castellano y su riqueza…

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *