Tuvo el Barça la oportunidad de dar un mordisco importante a LaLiga si ganaba al Betis, pero se quedó la cosa a medias. El Barça, que jugó con nueve por la inoperancia de Lewandowski en ataque y por la dejadez de Araújo en defensa, no pudo pasar del empate ante el Betis (1-1). No es un mal resultado si tienes en cuenta que el defensa central lo hizo todo mal y el delantero centro, directamente, no hizo nada más que pasearse por Montjuïc. En todo caso, el Barça sigue imbatido, suma un punto y deja al Madrid a cuatro de distancia. Buena cura de humildad para todos aquellos que después de ver la derrota del Madrid en su campo consideraban que LaLiga ya estaba ganada. Esto habrá que lucharlo mucho. Y si puede ser, con Araújo y Lewandowski tomándoselo en serio.
En su hotel de concentración, el Barcelona se enteró de la derrota del Madrid ante el Valencia. Es decir, de la bola extra que les habían regalado en la carrera por el campeonato. Es difícil saber si ese resultado influyó en la alineación de Flick, pero el caso es que el alemán sacó a un equipo muy titular a pesar de la tralla que levan los blaugrana. Iñigo se cayó en la previa por molestias y entró en su lugar Araújo. Raphinha, cansado y magullado, se quedó a la espera de la Champions, pero el resto del equipo era el de los grandes días. Flick, en la previa, había dicho que necesitaba “piernas frescas”.
Pellegrini, en el Betis, no tenía a Isco y le dio la manija a Lo Celso, al que acompañó con Fornals para tratar de tener más la pelota, dejando la responsabilidad ofensiva a Antony y el Cucho. Jesús Rodríguez se quedaba en el banquillo junto a Bakambú y Chimmy Ávila.
El Betis dejó claro desde el principio que no era el equipo que fue aplastado en la Copa, aunque el primer golpe lo dio el Barcelona en una gran jugada que se inició con una recuperación de Koundé, la continuidad de Lamine Yamal, un descargue de Ferran y el remate de Gavi, que en su dualidad de sentimientos se abrazó a Flick después de pedir perdón a los aficionados béticos.
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El partido pintaba bien para el Barcelona, pero apareció el efecto Araújo. El central uruguayo fue un desastre con patas en todas sus acciones en la primera parte. Luego, no mejoró.
Para empezar, se comió con patatas el gol de Natan tres minutos después del de Gavi marcando como un cadete a su rival a la salida de un córner. Consciente de su cagada, el uruguayo se aceleró y fue el mejor aliado del Betis para que el partido no tuviera continuidad. Cada acción suya era acelerada y una falta a favor del rival, que aprovechaba para perder tiempo.
En el Barcelona, Pedri intentaba estar en todas partes, lo que provocaba que, al final, perdiera muchos balones. Mientras el canario trataba de jugar a fútbol, Lamine Yamal seguía a su ritmo, tratando de jugar a la Play pero sobre el césped. El que no jugaba a nada era Lewandowski, que no rascó bola en 45 minutos. Las opciones de ataque del Barça se ceñían a las embestidas de Ferran, más dignas del Guerrero del Antifaz que de James Bond.
Las carencias del Barça eran evidentes, pero fue Pellegrini quien movió pieza primero apostando por Chimmy Ávila y a continuación Flick retiró a un Frenkie más blandengue que nunca para meter a Eric y dio entrada a Raphinha por Ferran. Mientras Lewandowski seguía paseándose por Montjuïc y Adrián continuaba frustrando los ataques blaugrana ante los intentos de Koundé.
Nada funcionó. Lewandowski siguió con su paseo y Araújo haciendo faltas. El resto no tuvieron el día pero lograron medio botín.
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